viernes, 15 de abril de 2016

Vicios

Desviamos la razón para escuchar al corazón. Y míranos, aquí estamos, perdiéndonos en nuestras miserias y nuestras dudas. Agarrándonos a un clavo ardiente porque nos gustan las locuras. Siempre hemos sido unos locos, que se suicidan de las montañas más altas y caen en los baches más profundos. Que te voy a decir a tí, que nos encantan los retos.

Me sumerjo en mí, a ver si me pierdo o a ver si te encuentro. Pero nada, la copa está llena de finales y el cigarro ya ni calienta. Y aquí estoy inventándome vicios, cuando mi vicio más grande siempre has sido tú.

martes, 5 de abril de 2016

Movimiento, color y energía.

Tendemos a centrarnos en lo magnífico, en los sueños, en lo más de lo más cuando las pequeñas cosas las tenemos delante de nuestros ojos esperando a ser capturadas y convertirse en cosas bellas y grandes. Trabajo, entusiasmo y paciencia. 

Eres tan tú, que me pierdo en ti y me encanta.

Admiro que des portazo y te largues sin dar explicaciones pero con una sonrisa por delante, que para eso la tienes bien bonita. Admiro tu valentía, tu falta de cordura, tu luz y tu mirar. Admiro tu fuerza, tu escudo ante la vida que se derrumba cuando te vas a dormir y estás sola. Pero es sano, y me alegro que sea así. Sigue afrontando la vida, que en el fondo es bella, y llora cuando quieras llorar, al igual que tan bonito haces con todo lo demás. Admiro tu aguante hacia el mundo, pero también hacia mí. Admiro tu estar, aun cuando no estás, sentir tu apoyo, dar sin esperar nada a cambio, sin reproches. Aún me pregunto cómo es posible tenerte todavía, no somos de relaciones largas, pero contigo espero estar toda la vida.

Que necesito que me cuentes hasta lo que has comido y lo que has dejado por comer. Si has ido andando o si te has levantado más vaga que ayer. Hasta las veces que sonrías cuando yo no estoy para contarlas. Porque quiero que cuentes, que me cuentes, que cuentes conmigo, que me enseñes a contar, que dejemos todo patas arribas por contarnos. Que nos llenemos la camisa del café de la mañana o el de la noche, me da igual, si es contigo. Que me acurruques y me enfades por cosquillas, que se nos seque la boca de hablar y caiga muerta en la cama de tanta vida al día contigo.

Creo que nadie que ha pasado por mi vida logra descifrarme. Algunos creen que están a dos números de la cifra final para abrir el candado. Que ingenuos, tú eres la única que sabe que esos números son infinitos. Sinceramente, porque eres la única persona que quiero que me descifre, sin prejuicios, sin límites, sin cadenas. Gracias por hacerlo, y hacerme sentir viva.