miércoles, 28 de diciembre de 2016

Tormentas sin paraguas.

Los días de tormenta, siempre abro una página en blanco para llenarla con los truenos que rompen ahí fuera. Ojala los chubasqueros, gabardinas, paraguas y casitas de madera me protegieran de ellas. Pero no son de esas, son algo más complicadas. Como yo, que tampoco soy de esas. Y claro, siempre acabo mojándome, y a veces hasta me ahogo.

Aquí estamos otra vez. Digo estamos, porque siempre apareces tú de una forma o de otra a traerme todos los rompecabezas bajo la gran tormenta. Y yo te juro que ya no sé. Ya no sé cómo acercarnos sin que terminemos enredándonos, porque al final ninguno de los dos logra deshacer el nudo.

Yo acabo sumergida en la bañera, sin necesidad de abrir el grifo, empapada de ojos a suelo. Llena de inseguridades, de culpa, de preguntas y de miedo, mucho miedo. Y tú te pierdes y me odias por no saber sacarnos a flote. Te juro que no encuentro la cordura ni las fuerzas para luchar por ninguno de los dos, que cada vez que vuelves me destrozas y muero.
Aunque sé que siempre acabo matándome yo.

Me declaro culpable de no saber protegerte de la tormenta, que sin duda soy yo.


viernes, 25 de noviembre de 2016

Hoy llueve fuera, y aquí adentro.


No he dejado de escribir, aunque los papeles ahí fuera se estén mojando. No he dejado de escribir, y espero no hacerlo nunca. Espero ser siempre tan tozuda como mi padre con el folio y la pluma. Constante, pero siempre con más cosas que contar con el corazón, que con la tinta. Descubriendo la magia de las pequeñas cosas y plasmándolas a cada paso.

Hoy he cogido de nuevo aquella cámara, y por un momento si he dejado el papel para abrir esa cinta y rebobinar recuerdos. Olía a mi madre, a su empeño por grabarnos viviendo cada día, y a ella detrás del visor. Ahora soy yo, la que cada día se sitúa detrás de las cámaras, y ahora la entiendo. Entiendo el maravilloso poder que te hace ser la autora de cada momento, en cada plano de la vida. Ahora entiendo lo que una cámara y el afán por el arte pueden hacer con todos los sentidos. Ahora entiendo porque lucho cada día por relatar cada imagen a través de un objetivo, y que llegue a cada rinconcito de tí, de mi, de todos.

Hoy se han empañado todos los cristales, ha llovido dentro de mí como lo hace el mundo ahí fuera. Han llegado los mejores recuerdos, tan llenos de alegría que se apreciaban en cada imagen. Han llegado mis abuelos con su poder de hacernos a todos tan felices y unidos. Y hoy lo recuerdo por ellos, por nosotros, por mi familia y toda la vida que me han dado para hoy ser y luchar por lo que me hace libre y feliz.

Gracias a mi madre por descubrirme las cámaras y captar los mejores instantes de la vida. A mi padre por enseñarme a relatarlos y hacerme sentir. A ti, por conservar el arte.





miércoles, 9 de noviembre de 2016

Accidentes fuera de órbita.

Anoche tuve un accidente, de esos que te dejan boca arriba y la cabeza se desmorona por completo. De los que NO suenan ambulancias, ni tu madre te besa la frente a modo de termómetro. De los que suenan canciones oscuras, y palabras duras de escuchar. De esos accidentes que se escapan de tu órbita y no puedes remediar, que te atropellan por completo y a pesar de intentar salir, pesan más que tú y te atrapan.

De un momento a otro puede que los caminos se tuerzan. A veces las curvas son difíciles de coger, y no has podido dirigir el camino como pensabas hacerlo. Que te levantas un día y de improvisto te has caído a la cuneta y te preguntas ¿qué he hecho mal? Intentas reconducir la vía, y pegar los trozos rotos con la mayor de tu energía, de tu ser y estar. Quizás no exista nadie capaz de soldarlo, pero sigo creyendo en mi.


lunes, 16 de mayo de 2016

Ansiedad que mata y gusta.

Vagabundos, sin cordura, con años pesados y mucho hierro en el alma. Cristales, que se enganchan a mí, veneno que me mata como cuando ganan los que siempre crean las batallas. La noche oscura, que llega a mis entrañas y me ahoga. Me acojona ver la vida pasar por mi ventana, con todos sus colores, sus amapolas y sus días grises. Me acojona no aprender a salvarte de mí, y me ahoga.

Que me escuece el cuello de que me arañen los nervios, que me recorran tus cuerdas de pies a cabeza. Esa cabeza loca y turbia. Me escapo corriendo , haber si me encuentro en alguna calle perdida a la luz de una farola. Y escribo al compás de la guitarra que toca la Luna. Se me ha acabado la tinta y estoy perdiendo de nuevo los nervios. No tengo arma para defenderme ni ventolín para esta ansiedad que no me deja ni gritar.

Que me tienes encerrada, arañando el aire que ya ni respiro, fumando las nubes con filtros de luces, esperando que me mate más que el tabaco. Me ahogan y me atrapan las palabras versadas que me adornan. Y aquí sigo, esperando que alguien encuentre la llave que me saqué de aquí. Esa que me tragué para no usar jamás. Me tienes encerrada en el edén de tus lunares, y no se salir, ni quiero.




domingo, 15 de mayo de 2016

Hagamos de la muerte vida. Y de la vida, magia.

Que sí, que somos unos locos. Que nos encanta jugarnos la vida, que apostamos por ver quien se mata primero, y compramos catálogos para elegir el precipicio más alto con los baches más profundos. Y que más da, la vida siempre se vuelve muerte, por eso me gusta convertir la muerte en vida. Arriésgate, equivocate , hazte daño, vuélvete a equivocar y a caer. Me han dolido mucho tiempo las cuerdas que atan y no dejan, ahora salto y hago junglas con ellas.

Si es que me encanta la locura, y hacer de ella mi seña de identidad. Que me sellen por aventurera, por soñadora, por artista, por inmadura, por desordenada. Deberíamos dejar de pensar tanto y aprender a vivir sin condiciones, sin reglas, sin miedo a hacernos daño. Siempre habrá betadine que nos cure y aguja que nos cosa.

El error es no cometerlos, aferrarnos a lo fácil, a lo bueno y conformarnos. Yo quiero saltar, sin arneses, porque quizás en ese momento aprenda a volar. Quiero viajar, viajar sola, y con mucha gente. Con amigos y desconocidos. Quiero querer, y hacer que quieran todos mis errores. Quiero romperme en pedazos, quemarme y aprender a curarme. Quiero decir sí a todo, aunque tenga que arrepentirme después. Quiero hacer de la muerte vida, y de la vida magia.





jueves, 12 de mayo de 2016

Por los pájaros de la cabeza.

Hoy te dedicó a ti, quien me ha dado la vida y me la ha quitado en milésimas de segundo. Pero me has enseñado vida y muerte, fracaso y éxito, blanco y negro. Quien me ha demostrado que el amor muere cuando las fuerzas se acaban, pero que siempre hay reservas en el trastero para sacarnos adelante. Me he dedicado a ti, como quien se dedica a la vida más bella, como hacer de tu hobbie tu trabajo, como hacer del amor un arte. Y tú, desde las sombras, siempre has hecho arte conmigo. A pesar de mis espinas, me has modelado con las manos más suaves de este planeta. 

Tengo muchas drogas, pero ninguna me ha salvado y me ha matado a la vez, tanto como tú. Por eso brinda conmigo, por lo que fuimos, por lo que somos, por lo que nunca fui, por lo que siempre he sido. Por tus ganas y tu amor, tu aguante y tu mano para levantarme de cada suelo frío. Rezo a todos los dioses que no existen, que te cuiden y nos cuiden. Que no vuelen todos los pájaros de la cabeza, que siempre quede alguno revoloteando, haciéndonos daño y dándonos amor, que eso siempre se nos ha dado bien. Que quede claro, que el único Dios que existe siempre has sido tú.

viernes, 15 de abril de 2016

Vicios

Desviamos la razón para escuchar al corazón. Y míranos, aquí estamos, perdiéndonos en nuestras miserias y nuestras dudas. Agarrándonos a un clavo ardiente porque nos gustan las locuras. Siempre hemos sido unos locos, que se suicidan de las montañas más altas y caen en los baches más profundos. Que te voy a decir a tí, que nos encantan los retos.

Me sumerjo en mí, a ver si me pierdo o a ver si te encuentro. Pero nada, la copa está llena de finales y el cigarro ya ni calienta. Y aquí estoy inventándome vicios, cuando mi vicio más grande siempre has sido tú.

martes, 5 de abril de 2016

Movimiento, color y energía.

Tendemos a centrarnos en lo magnífico, en los sueños, en lo más de lo más cuando las pequeñas cosas las tenemos delante de nuestros ojos esperando a ser capturadas y convertirse en cosas bellas y grandes. Trabajo, entusiasmo y paciencia. 

Eres tan tú, que me pierdo en ti y me encanta.

Admiro que des portazo y te largues sin dar explicaciones pero con una sonrisa por delante, que para eso la tienes bien bonita. Admiro tu valentía, tu falta de cordura, tu luz y tu mirar. Admiro tu fuerza, tu escudo ante la vida que se derrumba cuando te vas a dormir y estás sola. Pero es sano, y me alegro que sea así. Sigue afrontando la vida, que en el fondo es bella, y llora cuando quieras llorar, al igual que tan bonito haces con todo lo demás. Admiro tu aguante hacia el mundo, pero también hacia mí. Admiro tu estar, aun cuando no estás, sentir tu apoyo, dar sin esperar nada a cambio, sin reproches. Aún me pregunto cómo es posible tenerte todavía, no somos de relaciones largas, pero contigo espero estar toda la vida.

Que necesito que me cuentes hasta lo que has comido y lo que has dejado por comer. Si has ido andando o si te has levantado más vaga que ayer. Hasta las veces que sonrías cuando yo no estoy para contarlas. Porque quiero que cuentes, que me cuentes, que cuentes conmigo, que me enseñes a contar, que dejemos todo patas arribas por contarnos. Que nos llenemos la camisa del café de la mañana o el de la noche, me da igual, si es contigo. Que me acurruques y me enfades por cosquillas, que se nos seque la boca de hablar y caiga muerta en la cama de tanta vida al día contigo.

Creo que nadie que ha pasado por mi vida logra descifrarme. Algunos creen que están a dos números de la cifra final para abrir el candado. Que ingenuos, tú eres la única que sabe que esos números son infinitos. Sinceramente, porque eres la única persona que quiero que me descifre, sin prejuicios, sin límites, sin cadenas. Gracias por hacerlo, y hacerme sentir viva.


jueves, 18 de febrero de 2016

He pensado en ti

Hoy he pensado en ti. Me buscabas persiguiéndome para abrazarme,  jugando como dos niños traviesos. He pensado en ti, mientras me arropabas con tus caricias, tus te quieros y tus besos.

He pensado en ti, el olor a café inundaba la casa de buena mañana y tu sonrisa me despertaba. He pensado en ti, y cada vez que te pienso me mira el pasado para darme una patada.

He pensado en ti, y me ha cesado tu silencio roto. He pensado en ti; sí, hoy también. Aparecías tras la puerta con las maletas llenas de finales y te largabas. He pensado en ti, pero la mente ya no me dejaba pensar en nada.

De nuevo, e intentado pensar en ti, pero tú ya no estabas. He pensado en ti cada día, tratando de imaginarte, y comprendí que no me serviría de nada si no salía a buscarte.



viernes, 12 de febrero de 2016

No lo entiendes. Ella quiere que le escribas su canción, quea escuches y la pretes atención, que la invites a tocar tu corazón.
Dejate acariciar por sus dedos de seda, que con tanto amor a cuidado para ahora entregarse a tí.

miércoles, 20 de enero de 2016

Compromiso y ternura.

Todos sus sentidos volcados en mi, y yo en ella, perdiéndome en cada poro de su cuerpo.
Recordándonos que juntas matábamos el tiempo. La aguja se paralizaba ante nosotras, expectante hacia algo nuevo.Algo que solo ella y yo sabíamos, compromiso y ternura.

Mano a mano, cuerpo a cuerpo como si nada más importara. Porque realmente, todo mi mundo era ella. Quien bailaba al compás de mis caricias y respondía a cada uno de mis quejidos. Quien me enseñó que lo contrario de vivir, era no arriesgarse.  



domingo, 17 de enero de 2016

Violencia del alma.

Recorrí todo su cuerpo, a besos, a esperas de que reaccionase. Nada, era inútil. Era insípido, duro, estático. Aquellos cáptus que parecían decorar su habitación me aliviaban y acariciaban más que él. Sentía vértigo, angustia y miedo, mucho miedo. Sufría por dentro, escondiendo bien los temblores del alma bajo mi espectacular representación de la vida, del amor, de la magia.

Me sentía sola, a miles de kilómetros de él. Lo peor era que estaba tumbado junto a mí, buscando su mano para agarrarla y sentirle un poco mío, pero nunca la encontraba. Se escapaba de mí, buscando las sabanas para arroparse, cuando era yo la que quería arroparle a él, con mis brazos, o con mis lágrimas. Ya no era viento fresco lo que se sentía, ya no era luz ni alegría.

Ya no era nada. Se había convertido en una cadena perpetua, en un pájaro sin nido, y lo peor, sin alas. Era una lucha continua por sobrevivir; lo de vivir se había perdido.

Me tenía castigada, dominada por la culpa. Me pegaba diariamente, pero no con sus manos. Aunque lo hubiese preferido, por lo menos le hubiera sentido en mis huesos. Me pegaba con su ira, con su rabia, con su falta de sentido de vida junto a mí, con su odio inscrito en mi persona. ¿Violencia de género? No, violencia del alma, que era peor. Creo que juntos, nos matábamos mutuamente.


miércoles, 13 de enero de 2016

Escenas pasadas y caducadas.

Mantenía la mirada al frente, fija y penetrante hacia aquella habitación.

Visualizaba esa escena en su retina, creando una imagen caducada. Él la acariciaba, con cariño, todo el cuerpo. Aquella chica parecía estar llena de magia y alegría, y se dejaba llevar. Parecía que se reía de ella, quien soportaba la escena llorando, tras el marco de la puerta, y tras sus miedos.

La cama era grande, pero ni en ella cabía todo el amor que esos dos individuos, cuerpo con cuerpo, derramaban. Mantenían las miradas, callados, porque sobraban las palabras. Se abrazaban con ternura y él besaba cada lunar, deteniéndose en su preferido y sonriendo. Aquel lunar en su ombligo, que la hacía tan sexy.

Ella desde su escondite, se levanta sutilmente la blusa. Inclina la cabeza y el lunar de su ombligo se inunda de lágrimas y de recuerdos.