El otro día me preguntó un amiga que
por qué había releído un libro que no me había gustado, que me
había hecho mal, que me había estremecido tanto, y había sido tan
malo. Que si me había merecido la pena. Es una pregunta un tanto
difícil, se podría discutir sobre eso.
Al releer aquel libro me di cuenta que
no era tan malo, que había capítulos que no conocía, que
conectaban conmigo, que me gustaban, que en el fondo trasmitía algo,
que me enganchaba. He recuperado el tiempo perdido, o no tan perdido.
He releído este libro y me voy con una sensacíón menos amarga de
la que me llevé la primera vez. He recuperado y entendido
las partes que nunca llegué a comprender, que nunca me gustaron, he
encontrado el sentido a la historia, he perdonado, y hasta me ha
gustado.
Esta claro que no estoy hablando de
cualquier libro, sino de parte de mi historia. Y con ello, hago una
reflexión y grito al mundo y a mi misma una vez más, que dejemos de
ser cobardes. Nos obligamos a ser fuertes, a retarnos por ver quien
tiene el caparazón más grande, más duro, a no creer en el amor, en
la libertad, en nosotros mismos, a no creer en nada. Y a mi me
encantaba cuando eramos inocentes, cuando nos tirábamos a la piscina
sin mirar primero cuanto cubría, ni donde estaba el fondo. Nos
estamos perdiendo vivir.
A si que SÍ querida amiga, a pesar de
todo, a merecido la pena volver a releer ese libro, a revivir mi
historia, aprender de ella, recuperar lo perdido, a entender, a
querer. Os reto a vivir, a no perder la inocencia, aunque sea un
poquito, a reírnos de nosotros mismos, a equivocarnos, y volver a
caer una vez más.
Modelo: Paula Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario